Subscribe:

martes, 24 de mayo de 2016

ENSOÑACIONES

M´encontraba arrecohtao sobre la enorme jhiguera que noh acobijhó a mí, a mi señora ehposa, y a nuehtroh cuatro hijhoh. No era ehcapah aquella noche de pegá ni siquiera un ojho. Miraba a mi mujhé de reojho, un rato sí y otro tamién. S´había arrellanao entre loh surcoh que formaba la tierra d´aquel barbecho. Tumbaos sobre su regaso, loh doh hijhoh mah pequeñoh. Pegaba unoh ronquioh que ehpantaban a to bicho viviente que s´atreviera a pasah p´allí. No se ehcuchaba el croar de lah ranah de la rivera sercana, lah chicharrah habían dejhao su ensordesedoh canto pa mejhon ocasión. Loh otroh doh, loh mah mayoreh, utilisaron la pansa del burranquillo pardo a modo de armuada.
                ¡Qué bicho mah güeno, no se cohcaba pa na, pa na!
                M´alevanté del suelo con mucho ehfuerso. Saqué la pitillera del bolsillo de la raída camisola. De su coló blanco no queaba ya ni una mijhina de tela. La abrí y cogí el último sigarrino que me quedaba. Lo ensendí  con mucho cuidao, no era cuestión de desperdisiah loh mihtoh y loh nesesitaba pa jhasé candela. Aunque a desí  verdá, no se meneaba ni una fronsia de viento por aquel parajhe.
                ¡Qué ohcura ehtaba la noche!
                ¡Qué duro ehtaba el troncón!
                ¡Cuánto mieo por mih niñoh!
                Poco a poco, como con mieo, m´aserqué a onde  dormían loh mah mayoreh. El burranco y loh doh niñoh alevantaron la morra al sentí el sonío de loh terroneh de barro ehtripándose bajho mih pieh. Me miraron con loh ojhoh entreserraoh y se volvieron a arrellaná sobre el burro. El animá se queó un rato mah observándome con esoh doh grandeh ojhoh, como loh de loh buhoh. Paresía que pretendía desime que to iba bien.
                Volví sobre mih propiah pisah jhata el lugá onde dejhé roncando a mi mujhé. M´agaché pa asina podé vé a loh chiquinoh mah de serca. Flacoh del to y demacraoh, pero paresían seguí rehpirando. Le di una última calá al sigarrino y lo dejhé caé al suelo. Lo apagué dándole un jhuerte pisotón.
                Ehtaba reventao aquella noche. M´aserqué al troncón de la jhiguera a poquito a poco y me dejhé caé sobre él. Caí reondo.
                Loh primeroh rayoh del sol cayendo sobre mih ojhoh como si jhueran puñaleh, me dispertaron. Parpadeé doh o treh veseh, hahta que pude vé con algo mah de clariá. Un jhuehte ehcalofrío recorrió mi ehpinaso d´arriba abajo. Ahí seguían toh elloh, en pie, dihpuehtoh a acompañame en mi viajhe a ninguna parte. Me miraban como sonriyendo, hahta el burro paresía jhaselo. Mi mujhé me saludaba con la mano.
                ¡Qué guapa que ehtaba a la claridah del día!
                ¡Qué percudioh loh chiquinoh!
                ¡Cuánta jhambre leh había tocao de pasá a loh pobreh mioh!
                ¿Por qué, Señó?
                ¿Por qué me dejhahte a mí pal último?
                ¡Llévame ya con elloh, no me hagah mah de padesé!